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la que siempre habla sin parar logró hacer silencio para dar lugar… y así fue
como vivimos situaciones gran satisfacción, gratas sorpresas y cálidos
abrazos.
En esta convivencia abordamos tres ejes: El YO, EL ELLOS y el NOSOTROS
DÍA 1: el YO.
Trabajar el “yo” significó atrevernos a viajar en nuestra propia historia, ser
conscientes de nuestros propios estados de ánimo, de los que nos
atraviesan en el aquí y ahora y de los que también ocurrieron en el pasado.
Descubrir fortalezas y debilidades, qué aspectos de nuestras vidas
podemos mejorar y qué virtudes tenemos para poner al servicio de otros.
Primero “encontrarnos” para luego salir y encontrarse con “otros” que
también tienen cosas para enseñarnos. Abrir nuestra canilla del corazón
para vaciarnos de prejuicios, intereses, deseos, formas de pensar y así
aceptar al otro tal como es.
¡Seguí leyendo!
La antigua carpintería convertida en SUM nos alojó para las actividades y los
momentos de reflexión y juego, y los pabellones fueron el lugar de encuentro entre
pares.