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Luego seguimos el recorrido por la vida de Goethe, ya que esta
fue también un viaje de transformación en su forma de ver y
entender el mundo, de aproximarse a la naturaleza. Goethe
comenzó a enfocarse en la vivencia y a practicar esta manera de
ver el mundo, porque practicar esta forma de observar genera
una vivencia interna que fortalece la experiencia de la vida,
agudiza la mirada. ¿En qué aspectos es nuestra mirada más
aguda? ¿Nuestros sentidos ven con más complejidad que otros?
En aquellos que tenemos más entrenados. Por ejemplo, hay
quienes ven en el universo de las aves cientos de colores y
formas diferentes, y quienes ven simplemente “pájaros”. Y la
experiencia se vuelve diferente, la apreciación del mundo es otra,
es más profunda, más compleja, más participativa.
Luego, Martín nos contó sobre el viaje de Goethe a Italia y cómo
estuvo marcado por una pregunta: ¿de dónde vienen las
plantas? En esta aventura, Goethe buscó entender el proceso por
el cual cada planta llega a tener su forma, comprender qué
fuerza formativa existe dentro de cada planta. Esta parte de la
charla generó mucho entusiasmo, muchas preguntas e
intercambios.
Uno de los aspectos más enriquecedores de la noche fue el
entusiasmo de Martín, su respeto hacia las ideas de Goethe, su
compromiso con compartir aquel saber y aquellos pensamientos
de la manera más fiel posible a la práctica del científico. Retomo
una reflexión final de Martín que nos convoca a todos:
“El gran aporte que tiene esta mirada particular es la idea de que
como somos participantes, mucho de lo que está sucediendo
nos refleja. En esta forma de hacer ciencia hay una posibilidad de
observarnos. Cuanto más conozcamos quiénes somos, más
conscientes vamos a ser de nuestra forma de ver. Si entendemos
que ver es un acto moral, podremos encontrar una gran
oportunidad en trabajar sobre nuestra mirada. Así, nos
aventuramos en el conocimiento de la ciencia para volver más
preparados a la vida.”