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«LA MÁQUINA DE
ESCRIBIR Y SU SONIDO
TAN PARTICULAR»
La relación entre los escritores y sus máquinas de escribir
siempre resultó fascinante. Una relación que, desde sus
comienzos, cambió las prácticas compositivas y dejó una
profunda marca en la historia de la escritura.
Creada por Christopher Latam Choles en 1868, fue considerada
por algunos filósofos como Nietzsche y Heidegger, una amenaza
en el proceso creativo de la escritura. Pensaban que el uso de la
máquina borraba la presencia del escritor al reemplazar la letra
manuscrita, ya que esta se leía como la huella de la voz misma
del autor.
Con el paso de los años se vieron las ventajas del uso de estas
máquinas y las editoriales solicitaron a los escritores entregar sus
textos mecanografiados; es decir, escritos a máquina.
Las empresas que las fabricaban ofrecían diferencias en cuanto a
la rapidez, la legibilidad y la facilidad en el copiado.
Mark Twain, autor de Las aventuras de Tom Sawyer, afirmó en
su autobiografía que había sido la primera persona en el mundo
en emplear la máquina de escribir para la literatura.
