Page 25 -
P. 25
Las docentes depositaron lentamente distintos papelitos con los
deseos de nuestros niños en la fogata (debía ser algo valioso para
ellos, pero que no se pudiera comprar), para que el calor los
consumiera y multiplicara. Luego el viento tuvo la sabia misión
de esparcirlos hacia el universo para que puedan ser
materializados.
Poco a poco regresamos al patio donde compartimos un brindis
entre todos, en medio de sonrisas y charlas distendidas.
Antes de dar cierre a la ceremonia, nuestros niños volvieron a
cantar y, felices con el deber cumplido, recibieron su tan
esperada y tradicional galleta “Weckmänner”.